La Alambra. Allá por los años 30 vivía en el barrio la Leonor un joven que se dedicaba al noble oficio de la
sastrería, cierta noche regresaba a su casa caía un fuerte aguacero acompañado de un viento que mecía los árboles y casi levantaba en vivo a las personas que transitaban por las oscuras calles alumbradas por momentos por la luz que emitían los relámpagos que cruzaban el firmamento con trágicos presagios, de pronto el muchacho escucho una voz de mujer que lo llamaba insistentemente a pocos pasos de donde el muchacho caminaba, las centellantes luces del cielo iluminaron a una hermosa mujer su rostro mojado por la lluvia era de una belleza extraordinaria su pelo suelto con matices caía sobre sus mórbidos hombros, el frágil vestido que cubría se pegaba a su cuerpo haciendo resaltar aquellas formas voluptuosas y perfectas.