Cuenta una leyenda de terror que dos Jóvenes Universitarias Andrea y Mónica, llegaron de la ciudad de León Guanajuato llegaron a estudiar Diseño
Mónica: Bueno ya llegamos, aquí vamos a vivir ¿Qué te parece?
Andrea: ¿Qué? Acaso no pudiste encontrar un lugar más feo, está tan triste y tan tenebroso
Mónica: ¡No seas tan delicada!
Andrea: No quiero ni imaginar lo horrible que debe de ser dormir en los cuartos que están al fondo
Mónica: Bien pero eso si, cada quien en su cuarto, ¡con eso de que a ti todo te espanta! No quiero batallar en las noches con tus miedos
– Sin mucho ánimo Andrea, Eligio lo que a su gusto parecía menos desagradable de las dos habitaciones de aquella vecindad, las horas pasaron y una negra noche como nunca se había visto en la ciudad , se apodero del lugar
Miua miau
¿Qué fue eso? ¡No, no fue nada!, ha de ver sido un gato, de seguro es Mónica que me quiere molestar
¡Mónica! ¡Mónica eres tú! Deja de asustarme, mira que tengo mucho miedo, ¡ya déjame en paz! Por Dios ¡te lo pido!
– Aquella petición dio resultado, los extraños ruidos cesaron de inmediato de una manera extraña, Andrea cansada por fin puedo conciliar el sueño, y a la mañana siguiente fue que converso con Mónica lo sucedido.
Mónica: ¡despierta! ¡despierta! No que no ibas a poder dormir
Andrea: ¡Sí dormí! Pero solo un poco gracias a tus bromitas pesadas, no me gusta que me asusten
Mónica: ¿Quién yo? ¡estas loca! Ya deja eso por la paz, yo anoche en cuanto puse la cabeza en la almohada caí redondita
– Durante algunos días las cosas se habían tranquilizado para bien de los Nervios de Andrea, las viejas y maltratadas paredes de aquella vecindad, comenzaban a tomar un aire familiar, en aquellas jóvenes estudiantes .
Todo parecía normal hasta que una noche de fin de semana
Mónica: Andrea te quedas voy a salir
Andrea: ¿con quien?
Mónica: con toño el chico que conocí en la uní
Andrea: ¿puedo ir con ustedes?
Mónica: como crees va a pensar toño que necesito chaperon
Andrea: Mónica es que yo sigo sintiendo la presencia de algo aquí en mi
cuarto, por favor no quiero estar sola, ¡por favor! Llévame contigo
Mónica: Ya te dije que no, te repito que no voy a llegar tarde , ¡ya acuéstate! Y cuando yo llegue prometo avisarte y contarte como te fue, ¡por favor! Quédate tranquila
Andrea: Bien, pero por favor avísame cuando llegues
Mónica: Si nos vemos
– Las horas pasaron y Mónica llego Muy de madrugada, entro a la habitación de Andrea, pero no encendió la luz, Mónica la toca, su cabello estaba mojado y parte de su ropa, aquel liquido quedo impregnado en las manos de Mónica.
Mónica: ¿que raro! De seguro se baño y le dio flojera secarse el cabello
Y esos gatos de seguro fueron los que espantaban a Andrea, pero que va, para mi ande ser unos ratones hambrientos buscando que comer
¡Andrea! ¡Andrea! Esta bien dormida pero como puede dormir en este cuarto tan frío y oscuro ¡y la luz? En donde esta el apagador para encender la luz
Caray, a hora si que Andrea me contagio sus miedos, de verdad que si siento feo estar en este cuarto pobrecita, mañana le digo que se cambie aunque sea para dormir
Y a la mañana siguiente Mónica con los ojos entrecerrados por el sueño entra a la habitación de su amiga y empuja la puerta de un solo golpe, entra ala habitación confusa, ¡cuando se da cuenta, de la terrible y escalofriante realidad. Andra yace muerta sobre su cama, en el piso unas huellas formada por la misma sangre derramada, una era una pesuña y otra era una pata de gallo y en uno de los muros un mensaje escrito con sangre que decía
“Mónica que suerte que tu no encendiste la luz”.