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Leyenda de Hitobashira
De todas las leyendas japonesas, la de Hitobashira es una de las más espeluznantes. Traducido al español como “pilares humanos”, los hitobashira eran unas edificaciones muy peculiares, pues, como su nombre lo indica, hacían uso de cuerpos humanos para construirlas. Esta práctica fue muy común en Japón hasta el siglo XVI, y castillos como el Maruoka y el Matsue son prueba de ello.
Lo peor es que no utilizaban cadáveres de personas que ya habían muerto, sino que eran necesarios unos cuantos sacrificios para erigir los edificios. El fin de estos rituales era que las víctimas se encargaran de proteger las construcciones, así como llenar de paz a los kami (deidades locales).
Lo más curioso es que algunas de las víctimas se ofrecían de manera voluntaria para estos rituales. Por lo general, se trataba de samuráis (guerreros japoneses) que deseaban demostrar su lealtad a los señores feudales. El proceder era el siguiente: el voluntario cometía seppuku (mutilación del abdomen) y encima de su cadáver eran colocados los fundamentos. De esta manera pasaban a ser protectores de la edificación.
Sin embargo, no siempre había voluntarios para tal fin, por lo que era común que escogieran a un pobre desgraciado y lo sellaran, incluso si quedaba vivo en el transcurso. Si las deidades aprobaban el acto, era posible que los edificios permanecieran firmes durante muchos años; no obstante, las almas de las víctimas tomadas a la fuerza quedaban atrapadas y rondando en las instalaciones.