Leyendas de Quintana Roo

Leyendas de Quintana RooPalacio municipal en Chetumal. Es un sitio en el que es posible presenciar diversos

fenómenos del tipo paranormal, se han visto apariciones se escuchan pasos y murmullos, se dice que anteriormente esta propiedad y sus alrededores fueron utilizados como una prisión donde ocurrieron todo tipo de hechos violentos, también se decía que se aplicaba la ley fuga que era cuando los mataban. Un grupo de investigadores fueron al lugar iniciaron el recorrido dentro del palacio municipal para descubrir que ahí parecieran resguardarse misteriosas entidades que no pueden captarse fácilmente aun así con la intención de tener una posible evidencia de lo que se cuenta, continuaron su trabajo minuciosamente hasta descubrir ruidos que captaron en la zona de cabildo y también se sentía mucho frió a pesar de que afuera hacia calor, siguieron su exploración entre los pasillos del palacio municipal de Chetumal para descubrir que los fenómenos parecían surgir de oficinas que se encontraban cerradas y no habia acceso, los investigadores comentan que percibían algo que estaba adentro de las oficinas que los estaban observando, en ese momento se escucho un ruido que provenía de adentro de una oficina que estaba cerrada, con estos extraños fenómenos descubrieron que en efecto en esa edificación se resguardan algunas energías que al parecer son fantasmas que deambulan por ese sitio sin hacerle daño a nadie.

Leyenda urbana la maldición de un hombre
En su transitar diario el hombre recorre kilómetros de pena en soledad cargando sobre su espalda su penitencia por el pecado cometido en contra de su propia existencia ya no sobre vuelan las golondrinas en este pedazo de tierra llena de tanta ficción y misterio como su propio habitante su nombre puede ser cualquiera al fin no importa porque ya no vive solo paga con su transitar una maldición profesada por quien le dio la vida.

Es una leyenda urbana cuyo negro como el color del carbón caracteriza sus prendas de vestir debido a lo sucio, también su presente inerte son kilómetros de camino a diario para recordar su pasado para pasar por donde vivió voltear a mirar y volver la cabeza hacia a bajo, cuanta pena por las acciones cometidas por el hombre, su rostro refleja el paso de los años pero también el castigo profesado de su madre a quien un día según las voces de los que conocían su pasado golpeo en un momento de ira, no para de caminar por momentos en medio de la opulencia o de la miseria, tampoco de mirar hacia su alrededor con la mirada perdida por tanto castigo no se sabe nada de su origen solamente que su madre y hermano murieron hace un cuarto de siglo empezando su soledad y apagar la maldición, un día tubo la inspiración hacia una mujer que al parecer nunca le correspondió intento conquistarla pero su madre no le lavo su ropa originando la ira del hombre hasta golpearla, vas a vender el carbón pero el dinero se te va a ir como agua sentencio la madre al hombre según la leyenda urbana, transcurrió el tiempo y una tarde llego con el carbón a su casa y un pedazo encendido callo al suelo originando un incendio que acabo con sus propiedades en una en la que vivía y la otra que rentaba quedaron echas cenizas hasta el dinero guardado en el ropero tiempo después perdió su origen y afecto con la muerte de su madre y hermano motivo por el cual vendió su propiedad ubicada en lo que la actualidad es esquina de la avenida Pedro Joaquín en calle primera sur en el centro de Cozumel es lo que cuenta la leyenda urbana de un hombre que alguna ves fue rico no acepta la ayuda del prójimo reconociendo su propio castigo tampoco hablar con nadie dando razón al silencio que forma parte de su penitencia, son las narraciones de quienes han querido compartir su pena, en Cosumel ya no vuelan las golondrinas si no los zopilotes por tanta basura orgánica e inorgánica y porque no también humana, el camino del hombre es largo no termina con tantas penas producto de una maldición no termina con tanto sufrimiento reflejado en su rostro no precisamente por el transitar de los años si no por el castigo impuesto del cielo o el infierno no termina a pesar de voltear a ver al pasado para después seguir transitando en su presente perdido en la nada, perdido en su propia existencia.

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