En una escuela de monterrey daba clases clara, joven maestra de dulce carácter enamorada de la vida, vestía
siempre con pulcritud y en su pecho un bello camafeo que decía se lo había regalado su abuela, en el descanso del medio día la maestra clarita comía en un salón en donde estaba un piano para las clases, comía su lonche como ella decía porque ir a su casa le era muy complicado.