La bella hija de Ahnú Dtundtunxcaán fue llamada Cuzán y muy protegida por su padre, a quien le tenía un enorme respeto.
Ninguno de los dos pudo quitar la imagen del otro de su mente y se amaron bajo la ceiba sagrada, donde los dioses escuchan las plegarias de las personas. Pasado el tiempo, su padre se enteró del amorío y mandó a sacrificar a Chalpol por haber amado a su hija de forma ilegítima, ella le rogó piedad de mil maneras a su padre, pero no obtenía ninguna respuesta.
El día del sacrificio, la piel de Chalpol fue pintada de azul y Cuzán encerrada en una tienda, donde por última vez pidió piedad para su hombre diciendo que no volvería a verlo nunca más. Ahnú Dtundtunxcaán le pidió a su chamán que en forma de castigo lo convierta en un escarabajo y luego del ritual se lo llevó a su hija, quien cayó en una profunda angustia y lo llenó de piedras preciosas para colgarlo junto a su corazón y cumplir la promesa de que nunca se separarían. Algunas leyendas cuentan que pasados los años un chamán convirtió a Chalpol nuevamente en un hombre y finalmente pudieron casarse.