Una noche una chica se quedó sola en casa,
Vas a morir esta noche, justo cuando la rosa se marchite, además la tijera acabará clavándose en tu pecho.
La chica, histérica perdida empezó a gritar, preguntando a gritos si era Verónica la culpable de lo que estaba pasando. A lo que leyó;
Si, soy Verónica, pero no te preocupes, no voy hacerte daño, aunque tú tampoco vas a poder evitar tu destino final.
La chica empezó a ponerse mucho más histérica, acto seguida resbalo con la rosa y se clavó las tijeras en el pecho. A la mañana siguiente, cuando sus padres la encontraron sin vida.