Cuentan las personas que dos amigas tenían como rutina subir a un cerro a buscar plantas para vender en los
Estaban tan enojadas que cuando empezaron a golpearse se convirtieron en piedras, quedaron plasmadas en una esquina del cerro mirando una hacia la otra.
Desde entonces se dice que las personas que suben al cerro a recoger plantas escuchan las voces de dos jóvenes, sin embargo al voltear a su alrededor no logran encontrarlas siendo que tienen frente a ellos las comadres de piedra.