La leyenda de las pinturas en el templo de Flamacordis cuenta que antiguamente en esa zona de Jalisco solo estaba el templo en un principio, lo acababan de construir unos frailes que
dedicaron mucho tiempo y esfuerzo para levantarlo, ni bien lo habían terminado se presentó un pequeño niño, se trataba de un indio que había llegado solo hasta allí sin ninguna compañía y como pertenecías solo traía su ropa puesta y un morral, el indito le pidió a los frailes que le dejaran dormir por esa noche en el templo, los padres estaban recelosos pues estaba recién terminado y nuevo, así que accedieron con la condición de que fuera únicamente por esa noche y que a la mañana siguiente debía marcharse, además trabaron las puertas desde afuera para evitar cualquier intrusión de más gente. A la mañana siguiente fueron a despertar al niño para que se fuera, pero al abrir las puertas ya no estaba, no había nadie dentro, pero si había una novedad, las paredes estaban hermosamente pintadas con todas las imágenes que hoy en día se pueden ver en el templo de Flamacordis, es imposible que un pequeño indio hiciera todo ese trabajo en tan solo un día, así que asumieron que se trataba de un milagro de dios, aun hoy en día en la región se venera a la imagen del indito, el cual nadie sabe quién era en realidad.