Existe una leyenda que cuenta que en la carretera panamericana, en la parte del camino
que une a Izúcar de Matamoros con el poblado de Acatlán de Osorio aparecía hace muchos años una extraña figura, se trataba de un misterioso charro que comenzó a rondar las paradas de los novedosos autobuses, dicen que vestía siempre de negro y tenía la particularidad de tener botonadura de plata, dicen que luego de que este charro aparecía en un autobús luego éste caía por el barranco. Muchos autobuses cayeron desde esos días, dicen que el charro ofrecía increíbles sumas de dinero a los choferes para que dejaran caer el carro y saltasen antes de caer para salvar sus vidas, por eso luego aparecían los cuerpos de los choferes de los autobuses caídos, pero siempre estaban en otros sitios, con signos de haber sido asesinados por una persona. Un día las personas se reunieron en aquella ruta que rodeaba al barranco con el cura del pueblo, dicen que intentaron exorcizar el sitio pero allí se presento el charro, atacó al sacerdote pero antes de morir éste pudo bañar al extraño ser con agua bendita, el espectro entonces comenzó a gritar de dolor y se transformó en un gato para escapar, pero mientras se retorcía calló por el acantilado, gritando y maldiciendo mientras caía, desde ese día el sitio es conocido como el salto del gato.