Cuenta la leyenda que existía un militar llamado Francisco Paula Toro, que mandó construir
Ese puente estaba construido sobre un canal del suburbio de Santa Ana, la mujer, antes de, desgraciadamente fallecer le ordenó a su marido que ese puente tendría que tener las 2 esculturas de sus perros, Aníbal y Alejandro, él marido en cambio prefirió poner 2 pebeteros, pero como murió recientemente días después ordenó a los constructores que pusieran las esculturas de esos 2 perros.
