La leyenda de los chanes cuenta que en Arcelia, Guerrero, existen unos pequeños seres muy parecidos
a duendecillos, se llaman Chanes y siempre están cerca de fuentes de agua, ríos o lagos, se dice que son muy alegres y juguetones pero no les gusta para nada ser molestados. Si alguna persona se acerca a los Chanes y los sorprende o los molesta, entonces los duendecillos le lanzan un malestar que se presenta como fiebre, calentura o dolor de cabeza, el problema es que este malestar no se va con ningún remedio, la única forma de curarse es realizándoles una ofrenda de mole o tamales a los chanes en el sitio que se crea que los molestaron, después es necesario bailar una canción Arcelina para que cambien de humor y perdonen al afectado, por eso es común en Arcelia ver gente bailando cerca de fuentes de agua.