La princesa Donají fue muy querida, pero los rivales de su pueblo le cortaron la
cabeza cuando tuvieron oportunidad, ellos nunca dijeron donde la pusieron, pero muchísimos años después, cuando ya había cristianismo en todos lados, un pastor encontró arrancando una flor de azucena a la cabeza de esta muchacha bajo el tallo de la flor, pudo reconocer de enseguida que se trataba de la misma porque estaba tal como la describen los cuentos y leyendas, luego pusieron ésta en una iglesia católica para que la gente viera el milagro de que apareció una leyenda de los indígenas del pueblo y nunca nadie había sabido la ubicación de la princesa Donají antes de que todo esto ocurriera.